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        西班牙語在線學(xué)習(xí):西班牙語閱讀《總統(tǒng)先生》(14)

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            《總統(tǒng)先生》(西班牙留學(xué)網(wǎng)xibanya.liuxue86.com)
            ¡Todo el orbe cante!
            Las calles iban apareciendo en la claridad huidiza del alba entre tejados y campos que trascendían a frescura de abril. Por allí se descolgaban las mulas de la leche a todo correr, las orejas de los botijos de metal repiqueteando, perseguidas por el jadeo y el látigo del peón que las arreaba. Por allí les amanecía a las vacas que ordeñaban en los zaguanes de las casas ricas y en las esquinas de los barrios pobres, entre parroquianos que en vía de restablecimiento o aniquilamiento, con ojos de sueños hondos y vidriosos, hacían tiempo a la vaca preferida y se acercaban a su turno, personalmente, a recibir la leche, ladeando el vaso con divino modo para que de tal suerte se hiciera más líquido que espuma. Por allí pasaban las acarreadoras del pan con la cabeza hundida en el tórax, comba la cintura, tensas las piernas y los pies descalzos, pespunteando pasos seguidos e inseguros bajo el peso de enormes canastos, canasto sobre canasto, pagodas que dejaban en el aire olor a hojaldres con azúcar y ajonjolí tostado. Por allí se oía la alborada en los días de fiesta nacional, despertador que paseaban fantasmas de metal y viento, sonidos de sabores, estornudos de colores, mientras aclara no aclara sonaba en las iglesias, tímida y atrevida, la campana de la primera misa, tímida y atrevida, la campana de la primera misa, tímida y atrevida porque si su tantaneo formaba parte del día de fiesta con gusto a chocolate y a torta de canónigo, en los días de fiesta nacional olía a cosa prohibida.
            Fiesta nacional...
            De las calles ascendía con olor a tierra buena el regocijo del vecindario, que echaba la pila por la ventana para que no levantaran mucho polvo al paso de las tropas que pasaban con el pabellón hacia Palacio —el pabellón oloroso a pañuelo nuevo—, ni los carruajes de los señorones que se echaban a la calle de punta en blanco, doctores con el armario en la leva traslapada, generales de uniforme relumbrante, hediendo a candelero —aquéllos tocados con sombreros de luces, éstos con tricornio de plumas—, ni el trotecito de los empleados subalternos, cuya importancia se medía en el lenguaje de buen gobierno por el precio del entierro que algún día les pagaría el Estado.
            ¡Señor, Señor, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria! El Presidente se dejaba ver, agradecido con el pueblo que así correspondía a sus desvelos, aislado de todos, muy lejos, en el grupo de sus íntimos.
            ¡Señor, Señor, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria! Las señoras sentían el divino poder del Dios Amado. Sacerdotes de mucha enjundia le incensaban. Los juristas se veían en un torneo de Alfonso el Sabio. Los diplomáticos, excelencias de Tiflis, se daban grandes tonos consintiéndose en Versalles, en la Corte del Rey Sol. Los periodistas nacionales y extranjeros se relamían en presencia del redivivo Pericles. ¡Señor, Señor, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria! Los poetas se creían en Atenas, así lo pregonaban al mundo. Un escultor de santos se consideraba Fidias y sonreía poniendo los ojos en blanco y frotándose las manos, al oír que se vivaba en las calles el nombre del egregio gobernante. ¡Señor, Señor, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria! Un compositor de marchas fúnebres, devoto de Baco y del Santo Entierro, asomaba la cara de tomate a un balcón para ver dónde quedaba la tierra.
            Mas si los artistas se creían en Atenas, los banqueros judíos se las daban en Cartago, paseando por los salones del estadista que depositó en ellos su confianza y en sus cajas sin fondo los dineritos de la nación a cero y nada por ciento, negocio que les permitía enriquecerse con los rendidos y convertir la moneda de metal de oro y plata en pellejillos de circuncisión. ¡Señor, Señor, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria!
            Cara de Ángel se abrió campo entre los convidados. (西班牙留學(xué)網(wǎng)xibanya.liuxue86.com)
            —¡El pueblo lo reclama en el balcón, Señor Presidente!
            —¿... el pueblo?
            El amo puso en estas dos palabras un bacilo de interrogación. El silencio reinaba en torno suyo. Bajo el peso de una gran tristeza que pronto debeló con rabia para que no le llegara a los ojos, se levantó del asiento y fue al balcón.
            Lo rodeaba el grupo de los íntimos cuando apareció entre el pueblo: un grupo de mujeres que venían a festejar el feliz aniversario de cuando salvó la vida. La encargada de pronunciar el discurso comenzó apenas vio aparecer al Presidente.
            —«¡Hijo del pueblo...!»
            El amo tragó saliva amarga evocando tal vez sus años de estudiante, al lado de su madre sin recursos, en una ciudad empedrada de malas voluntades; pero el favorito, que le bailaba el agua, se atrevió en voz baja:
            —Como Jesús, hijo del pueblo...
            —«¡Hijo de-el pueblo! —repitió la del discurso—, del pueblo digo: el sol, en este día de radiante hermosura, el cielo viste, cuida su luz tus ojos y tu vida, enseña del trabajo sacrosanto que sucede en la bóveda celeste a la luz la sombra, la sombra de la noche negra y sin perdón de donde salieron las manos criminales que en lugar de sembrar los campos, como tú, Señor, lo enseñas, sembraron a tu paso una bomba que a pesar de sus científicas precauciones europeas, te dejó ileso...»
            Un aplauso cerrado ahogó la voz de la Lengua de Vaca, como llamaban por mal nombre a la regalona que decía el discurso, y una serie de abanicos de vivas dieron aire al mandatario y a su séquito:
            —¡Viva el Señor Presidente!
            —¡Viva el Señor Presidente de la República!
            —¡Viva el Señor Presidente Constitucional de la República!
            —¡Con un viva que resuene por todos los ámbitos del mundo y no acabe nunca, viva el Señor Presidente Constitucional de la República, Benemérito de la Patria, Jefe del Gran Partido Liberal, Liberal de Corazón y Protector de la Juventud Estudiosa!...
            La Lengua de Vaca continuó:
            —«¡En sien ajada habría sido la bandera, de lograr sus propósitos esos malos hijos de la Patria, robustecidos en su intento criminal por el apoyo de los enemigos del Señor Presidente; nunca reflexionaron que la mano de Dios velaba y vela sobre su preciosa existencia con beneplácito de todos los que sabiéndolo digno de ser el Primer Ciudadano de la Nación, lo rodearon en aquellos instantes “así-agos”, y le rodean y rodearán siempre que sea necesario!
            »¡Sí, señores..., señores y señoras; hoy más que nunca sabemos que de cumplirse los fines nefandos, de aquel día de triste recuerdo para nuestro país, que marcha a la descubierta de los pueblos civilizados la Patria se habría quedado huérfana de padre y protector en manos de los que trabajan en la sombra los puñales para herir el pecho de la Democracia, como dijo aquel gran tribuno que se llamó Juan Montalvo!
            »¡Mercé a eso, el pabellón sigue ondeando impoluto y no ha huido del escudo patrio el ave que, como el ave “tenis”, renació de las cenizas de los “manos” —corrigiéndose—, “mames” que declararon la independencia nacional en aquella grora de la libertá de América, sin derramar una sola gota de sangre, ratificando de tal suerte el anhelo de libertá que habían manifestado los “mames” —corrigiéndose—, “manes” indios que lucharon hasta la muerte por la conquista de la libertá y del derecho!
            »Y por eso, señores, venimos a festejar hoy día al muy ilustre protector de las clases necesitadas, que vela por nosotros con amor de padre y lleva a nuestro país, como ya dije, a la vanguardia del progreso que Fultón impulsó con el vapor de agua y Juana Santa María defendió del filibustero intruso poniendo fuego al polvorín fatal en tierras de Lempira. ¡Viva la Patria! ¡Viva el Presidente Constitucional de la República, Jefe del Partido Liberal, Benemérito de la Patria, Protector de la mujer desvalida, del niño y de la instrucción!»
            Los vivas de la Lengua de Vaca se perdieron en un incendio de vítores que un mar de aplausos fue apagando.
            El Presidente contestó algunas palabras, la diestra empuñada sobre el balcón de mármol, de medio lado para no dar el pecho, paseando la cara de hombro a hombro sobre la concurrencia, entrealforzado el ceño, los ojos a cigarritas. Hombres y mujeres enjugaron más de una lágrima.
            —Si el Señor Presidente se entrara... —se atrevió Cara de Ángel al oírlo moquear—. El populacho le afecta el corazón...
            El Auditor de Guerra se precipitó hacia el Presidente, que volvía del balcón seguido de unos cuantos amigos, para darle parte de la fuga del general Canales y felicitarle por su discurso antes que los demás; pero como todos los que se acercaron con este propósito, se detuvo cohibido por un temor extraño, por una fuerza sobrenatural, y para no quedarse con la mano tendida, se la alargó a Cara de Ángel.
            El favorito le volvió la espalda y, con la mano al aire, oyó el Auditor la primera detonación de una serie de explosiones que se sucedieron en pocos segundos como descargas de artillería. Aún se escuchan los gritos; aún saltan, aún corren, aún patalean las sillas derribadas, las mujeres con ataque, aún se oye el paso de los soldados que se van regando como arroces, la mano en la cartuchera que no se abre pronto, el fusil cargado, entre ametralladoras, espejos rojos y oficiales y cañones... Un coronel se perdió escalera arriba guardándose el revólver. Otro bajaba por una escalera de caracol guardándose el revólver. No era nada. Un capitán pasó por una ventana guardándose el revólver. Otro ganó una puerta guardándose el revólver. No era nada. ¡No era nada! Pero el aire estaba frío. La noticia cundió por las salas en desorden. No era nada. Poco a poco se fueron juntando los convidados; quién había hecho aguas del susto, quién perdido los guantes, y a los que les volvía el color no les bajaba el habla, y a los que les volvía el habla les faltaba color. Lo que ninguno pudo decir fue por dónde y a qué hora desapareció el Presidente.
            Por tierra yacía, al pie de una escalinata, el primer bombo de la banda marcial. Rodó desde el primer piso con bombo y todo y ahí la de ¡sálvese el que pueda!
            (西班牙留學(xué)網(wǎng)xibanya.liuxue86.com)
            感謝閱讀《西班牙語在線學(xué)習(xí):西班牙語閱讀《總統(tǒng)先生》(14)》一文,我們精心為您準備延伸閱讀:西班牙語學(xué)習(xí)技巧
            西班牙語沒有英語這么復(fù)雜的發(fā)音規(guī)則。他幾乎每一個字母都只有一個特定的音,我舉個例子,a這個字母無論何時都發(fā)“阿”這個音,e發(fā)“唉”(口型小點,跟英語里的e差不多)。西班牙語只有一個音是比較難發(fā)的,那就是r這個字母,他發(fā)的是大舌顫音,其實,西班牙語最難得不是他的發(fā)音,而是他的語法和動詞變位。你一學(xué)就知道了,背的東西太多。還有,他的語速不是一般的快,你要做好心理準備,和英語不是一個數(shù)量級的?。∥医ㄗh你最好提前買一本西班牙語看看,因為它比英語難學(xué)的多的多 。
            1. 西班牙語屬于拉丁語系,比英語要科學(xué),是不要音標的拼音文字,掌握發(fā)音規(guī)則后就能夠”見詞發(fā)音”。短短的入門,學(xué)的好,就可以地道流利地讀出所有的西班牙文章,這是第一關(guān)!西班牙諺語中把最難做的事情比做”學(xué)漢語”,可見有中文水平的人學(xué)西班牙不是成了最容易的事了?
            2. 西班牙語的小舌音,卷舌連續(xù)抖動的r、rr是中國人的難點,竅門有三。一、發(fā)音前多加上“德拉”;二、利用漱口的時候,多延時5分鐘——“嘟魯魯”;三、堅持2-4周利用上下班和無人的時候,練習(xí)卷舌,以上三點定會讓你有“西班牙”味!還有些音是要聲帶鎮(zhèn)動的,要注意!
             3. 掌握西班牙語動詞的變位也是個要死記硬背,熟能生巧的活!他的變化是為了口語交流中大量的省略主語,口語的方便帶來的動詞變位頭痛是每一個有志學(xué)好西班牙語的人要克服的難關(guān)。有人說:“流利地讀,熟練變位”掌握好了,西班牙語就學(xué)會了一半??!初學(xué)者就沒有白學(xué)!你也知道了重點在哪里了,可以集中精力去攻哪一塊了。
             4. 有點英語基礎(chǔ)的人,會發(fā)現(xiàn)西班牙語單詞在多數(shù)主要單詞詞干上非常接近,這樣大家學(xué)習(xí)起來又省了些勁!
             5. 學(xué)習(xí)任何外國語,要以模仿開口為優(yōu)先,背會一句就應(yīng)用一句,這樣就算掌握了。不要,先糾語法一堆,就是不敢開口!講錯了,因為你是外國人,別人的背景比你大,所以人家仍然能聽懂你,就象外國人講漢語,即使很不準,你也能聽懂,搞明白,會原諒他的不標準的。膽子大是第一啊,有人說過,你學(xué)外語多數(shù)都不是為了當電臺標準播音員吧,何況,即使母語能挑上當播音員的又有幾個?降低標準,抓住重點,能繞開你學(xué)語言的誤區(qū)!
            2012年02月22日 《西班牙語在線學(xué)習(xí):西班牙語閱讀《總統(tǒng)先生》(14)》來源于西班牙留學(xué)https://xibanya.liuxue86.com