西語閱讀:《一千零一夜》連載四 a
HISTORIA DEL MANDADERO Y DE LAS TRES DONCELLAS
“Había en la ciudad de Bagdad un hombre que era soltero y además mozo de cordel.
Un día entre los días, mientras estaba en el zoco, indolentemente apoyado en su espuerta, se paró delante de él una mujer con un ancho manto de tela, de Mussul, en seda sembrada de lentejuelas de oro y forro de brocado. Levantó un poco el velillo de la cara y aparecieron por debajo dos ojos negros, con largas pestañas, y ¡qué párpados! Era esbelta, sus manos Y sus pies muy pequeños, y reunía, en fin, un conjunto de perfectas cualidades. Y dijo con su voz llena de dulzura: “¡Oh mandadero! coge la espuerta y sígueme.” Y el mandadero, sorprendidísimo, no supo si había oído bien, pero cogió la espuerta y siguió a la joven, hasta que se detuvo a la puerta de una casa. Llamó y salió un nusraní, que por un dinar le dio una medida de aceitunas, y ella las puso en la espuerta, diciendo al mozo: “Lleva eso y sígueme.” Y el mandadero exclamó: “¡Por Alah! ¡Bendito día!” Y cogió otra vez la espuerta y siguió a la joven. Y he aquí que se paró ésta en la frutería y compro manzanas de Siria; membrillos osmaní, melocotones de Omán; jazmunes de Alepo, nenúfares de Damasco, cohombros del Nilo, limones de Egipto, cidras sultaní, bayas de mirto, flores de henné, anémonas rojas de color de sangre, violetas, flores de granado y narcisos. Y lo metió todo en la espuerta del mandadero, y le dijo: “Llévalo.” Y él lo llevó, y la siguió hasta que llegaron a la carnicería, donde dijo la joven. “Corta diez artal de carne”. Y el carnicero cortó los diez artal, y ella los envolvió en hojas de banano, los metió en la espuerta, y dijo: “Llévalo, ¡oh mandadero!” Y él lo llevó así, y la siguió hasta encontrar un vendedor de almendras, al cual compró la joven toda clase de almendras, diciendo al mozo. “Llévalo y sígueme.” Y cargó otra vez con la espuerta y la siguió hasta llegar a la tienda de un confitero, y allí compró ella una bandeja y la cubrió de cuanto había en la confitería: enrejados de azúcar con manteca, pastas aterciopeladas perfumadas con almizcle y deliciosamente rellenas, bizcochos llamados sabun, pastelillos, tortas de limón, confituras sabrosas, dulces llamado muchabac, bocadillos huecos llamados lucmet-el-kadí, otros cuyo nombre es assabihzeinab, hechos con manteca, miel y leche. Después colocó todas aquellas golosinas en la bandeja, y la bandeja encima de la espuerta. Entonces el mandadero dijo: “Si me hubieras avisado habría alquilado una mula para cargar tanta cosa.” Y la joven sonrió al oírlo. Después se detuvo en casa de un destilador y compró diez clases de aguas: de rosas de azahar y otras muchas; y varias bebidas embriagadoras, como asimismo un hisopo para aspersiones de agua de rosas almizclada, granos de incienso macho, palo de áloe, ámbar gris y almizcle, y finalmente velas de cera de Alejandría. Todo lo metió en la espuerta, y dijo al mozo: “lleva la espuerta y sígueme.” Y el mozo la siguió, llevando siempre la espuerta, hasta que la joven llegó a un palacio, todo de mármol, con un gran patio que daba al jardín de atrás. Todo era muy lujoso, y el pórtico tenía dos hojas de ébano, adornadas con chapas de oro rojo.
La joven llamó, y las dos hojas de la puerta se abrieron. El mandadero vio entonces que había abierto la puerta otra joven, cuyo talle, elegante y gracioso, era un verdadero modelo, especialmente por sus pechos redondos y salientes, su gentil apostura, su belleza, y todas las perfecciones de su talle y de todo lo demás. Su frente era blanca como la primera luz de la luna nueva, sus ojos como los ojos de las gacelas, sus cejas como la luna creciente del Ramadán, sus mejillas como anémonas, su boca como el sello de Soleimán, su rostro como la luna llena al salir.
Por eso, a su vista, notó el mozo que se le iba el juicio y que la espuerta se le venía al suelo. Y dijo para sí “¡Por Alah! ¡En mi vida he tenido un día tan bendito como el de hoy!”
Entonces esta joven tan admirable dijo a su hermana la proveedora y al mandadero: “¡Entrad, y que la acogida aquí sea para vosotros tan amplia como agradable!”
Y entraron, y acabaron por llegar a una sala espaciosa que daba al patio, adornada con brocados de seda y oro, llena de lujosos muebles con incrustaciones de oro, jarrones, asientos esculpidos, cortinas y unos roperos cuidadosamente cerrados. En medio de la sala había un lecho de mármol incrustado con perlas y esplendorosa pedrería, cubierto con un dosel de raso rojo. Sobre él estaba extendido un mosquitero de fina gasa, también roja, y en el lecho había una joven de maravillosa hermosura, con ojos babilónicos, un talle esbelto como la letra aleph, y un rostro tan bello, que podía envidiarlo el sol luminoso. Era una estrella brillante, una noble hermosura de.Arabia, como dijo el poeta:
¡El que mida tu talle, ¡oh joven! y lo campare por su esbeltez con la delicadeza de una rama flexible, juzga con error a pesar de su talento! ¡Porque tu talle no tiene igual, ni tu cuerpo un hermano!
¡Porque la rama sólo es linda en el árbol y estando desnuda! ¡Mientras que tú eres hermosa de todos modos, y las ropas que te cubren son únicamente una delicia más!
Entonces la joven se levantó, y llegando junto a sus hermanas, les dijo: “¿Por qué permanecéis quietas? Quitad la carga de la cabeza de ese hombre.” Entonces entre las tres le aliviaron del peso. Vaciaron la espuerta, pusieron cada cosa en su sitio, y entregando dos dinares al mandadero, le dijeron: “¡Oh mandadero! vuelve la cara y vete inmediatamente.” Pero el mozo miraba a las jóvenes, encantado de tanta belleza y tanta perfección, y pensaba que en su vida había visto nada semejante. Sin embargo, chocábele que no hubiese ningún hombre en la casa. En seguida se fijó en lo que allí había de bebidas, frutas, flores olorosas y otras cosas buenas, y admirado hasta el límite de la admiración, no tenía maldita la gana de marcharse.
Entonces la mayor de las doncellas le dijo: “¿Por qué no te vas? ¿Es que te parece poco el salario?” Y se volvió hacia su hermana, la que había hecho las compras, y le dijo: “Dale otro dinar.” Pero el mandadero replicó: “¡Par Alah, señoras mías! Mi salario suele ser la centesima parte de un dinar, por lo cual no me ha parecido escasa la paga. Pero mi corazón está pendiente de vosotras. Y me pregunto cuál puede ser vuestra vida, ya que vivís en esta soledad, y no hay hombre que os haga compañía. ¿No sabéis que un minarete sólo vale algo con la condición de ser uno de los cuatro de la mezquita? Pero ¡oh señoras mías! no sois más que tres, y os falta el cuarto. Ya sabéis que la dicha de las mujeres nunca es perfecta si no se unen con los hombres. Y, coma dice el poeta, un acorde no será jamás armonioso como no se reúnan cuatro instrumentos: el arpa, el laúd, la cítara y la flauta. Vosotras, ¡oh señoras mías! sólo sois tres, y os falta el cuarto instrumento: la flauta. ¡Yo seré la flauta, y me conduciré como un hombre prudente, lleno de sagacidad e inteligencia, artista hábil que sabe guardar un secreto!”
Y las jóvenes le dijeron: “¡Oh mandadero! ¿no sabes tú que somos vírgenes? Por eso tenemos miedo de fiarnos de algo. Porque hemos leído lo que dicen los poetas: “Desconfía de toda confidencia, pues un secreto revelado es secreto perdido.”
Pero el mandadero exclamó: “¡Juro por vuestra vida, ¡oh señoras mías! que yo soy un hombre prudente, seguro y leal! He leído libros y he estudiado crónicas. Sólo cuento casas agradables, callándome cuidadosamente las cosas tristes. Obro en toda ocasión según dice el poeta:
¡Sólo el hombre juicioso sabe callar el secreto! ¡Sólo los mejores entre los hombres saben cumplir sus promesas!
¡Yo encierro los secretos en una casa de sólidos candados, donde la llave se ha perdido y la puerta está sellada!”
Y escuchando los versos del mandadero, muchas otras estrofas que recitó y sus improvisaciones rimadas, las tres jóvenes se tranquilizaron; pero para no ceder en seguida, le dijeron: “Sabe, ¡oh mandadero! que, en este palacio hemos gastado el dinero en enormes cantidades. ¿Llevas tú encima con que indemnizarnos? Sólo te podremos invitar con la condición de que gastes mucho oro. ¿Ácaso no es tu deseo permanecer con nosotras, acompañarnos a beber, y singularmente hacernos velar toda la noche, hasta que la aurora bañe nuestros rostros?” Y _la mayor de las doncellas añadió: “Amor sin dinero no puede servir de buen contrapeso en el platillo de la balanza.” Y la que había abierto la puerta, dijo: “Si no tienes nada, vete sin nada.” Pero en aquel momento intervino la proveedora, y dijo: “¡Oh hermanas mías! Dejemos eso, ¡por Alah! pues este muchacho en nada ha de amenguarnos el día. Además, cualquier otro hombre no habría tenido con nosotras tanto comedimiento. Y cuando le toque pagar a él, yo lo abonaré en su lugar.”
Entonces el mandadero se regocijó en extremo, y dijo a la que le había defendido: “¡Por Alah! A ti te debo la primer ganancia del día.” Y dijeron las tres: “Quédate, ¡oh buen mandadero! y te tendremos sobre nuestra cabeza y nuestros ojos,” Y en seguida la proveedora se levantó y se ajustó el cinturón. Luego dispuso los frascos, clarificó el vino por decantación, preparó el lugar en que habían de reunirse cerca del estanque, y llevó allí cuanto podían necesitar. Después ofreció el vino y todo el mundo se sentó, y el mandadero en medio de ellas, en el vértigo, pues se figuraba estar soñando.
Y he aquí que la proveedora ofreció la vasija del vino y llenaron la copa y la bebieron, y así por segunda y por tercera vez. Después la proveedora la llenó de nuevo y la presentó a sus hermanas, y luego al mandadero. Y el mandadero, extasiado, improvisó esta composición rimada:
¡Bebe este vino! ¡Él es la causa de toda nuestra alegría! .¡Él da al que lo bebe fuerzas y salud! ¡Él es el único remedio que cura todos los males!
¡Nadie bebe el vino origen de toda alegría, sin sentir las emociones más gratas! ¡La embriaguez es lo único que puede saturarnos de voluptuosidad!
Después besó las manos a las tres doncellas, y vació la copa. En seguida, aproximandose a la mayor, le dijo: “¡Oh señora mía! ¡Soy tu esclavo, tu cosa y tu propiedad!” Y recitó estas estrofas en honor suyo:
¡A tu puerta espera de pie un esclavo de tus ojos, acaso el más humilde de tus esclavos!
¡Pero, conoce a su dueña! ¡Él sabe cuánta s su generosidad y sus beneficios! ¡Y sobre todo, sabe cómo se lo ha de agradecer!
Entonces ella le dijo ofreciéndole la copa: “Bebe, ¡oh amigo mío! que la bebida, te aproveche y la digieras bien. Que ella te de fuerzas para el camino de la verdadera salud.”
Y el mandadero cogió la copa, besó la mano a la joven, y una voz dulce y modulada cantó quedamente estos versos:
¡Yo ofrezco: a mi amiga un vino resplandeciente como sus mejillas, mejillas tan luminosas, que sólo la claridad de una llama podría compararse con su espléndida vida!
Ella se digna aceptarlo, pero me dice muy risueña:
“¿Cómo quieres que beba mis propias mejillas?”
Y yo le digo: “¡Bebe, oh llama de mi corazón! ¡Este licor son mis lágrimas, su color rojo mi sangre, y su mezcla en la copa es toda mi alma!
Entonces la joven cogió la copa de manos del mandadero, se la llevó a los labios y después fue a sentarse junto a sus hermanas. Y todas empezaron a cantar, a danzar y a jugar con las flores exquisitas. Después siguieron bebiendo en la misma copa hasta que comenzó a anochecer. Las jóvenes dijeron entonces al mandadero: “Ahora vuelve la cara y vete, y así veremos la anchura de tus hombros.” Pero el mozo exclamo: “¡Por Alah, señoras mías! ¡Más fácil sería a mi alma salir del cuerpo, que a mí dejar esta casa! ¡Juntemos esta noche con el día, y mañana podrá cada uno ir en busca de su destino por el camino de Alah!” Entonces intervino nuevamente la joven proveedora: “Hermanas, por vuestra vida, invitémosle a pasar la noche con nosotras y nos reiremos mucho con él, porque es muy gracioso.” Y dijeron entonces al mandadero: “Puedes pasar aquí la noche, con la condición de estar bajo nuestro dominio y no pedir ninguna explicación sobre lo que veas ni sobre cuanto ocurra.” Y él respondió: “Así sea, ¡oh señoras mías!” Y ellas añadieron: “Levántate y lee lo que está escrito encima de la puerta.” Y él se levantó, y encima de la puerta vio las siguientes palabras, escritas con letras de oro:
No hables nunca de lo que no te importe, si no, oirás cosas que no te gusten.
Y, el mandadero dijo: “¡Oh señoras mías os pongo por testigo de que no he de hablar de lo que no me importe”
En este momento de su narración, Schahrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.
(西班牙留學(xué)網(wǎng)xibanya.liuxue86.com)
感謝閱讀《學(xué)西班牙語:西班牙語閱讀《一千零一夜》連載四 a》一文,我們精心為您準(zhǔn)備延伸閱讀:西班牙語學(xué)習(xí)技巧
西班牙語沒有英語這么復(fù)雜的發(fā)音規(guī)則。他幾乎每一個字母都只有一個特定的音,我舉個例子,a這個字母無論何時都發(fā)“阿”這個音,e發(fā)“唉”(口型小點(diǎn),跟英語里的e差不多)。西班牙語只有一個音是比較難發(fā)的,那就是r這個字母,他發(fā)的是大舌顫音,其實(shí),西班牙語最難得不是他的發(fā)音,而是他的語法和動詞變位。你一學(xué)就知道了,背的東西太多。還有,他的語速不是一般的快,你要做好心理準(zhǔn)備,和英語不是一個數(shù)量級的??!我建議你最好提前買一本西班牙語看看,因?yàn)樗扔⒄Z難學(xué)的多的多 。
1. 西班牙語屬于拉丁語系,比英語要科學(xué),是不要音標(biāo)的拼音文字,掌握發(fā)音規(guī)則后就能夠”見詞發(fā)音”。短短的入門,學(xué)的好,就可以地道流利地讀出所有的西班牙文章,這是第一關(guān)!西班牙諺語中把最難做的事情比做”學(xué)漢語”,可見有中文水平的人學(xué)西班牙不是成了最容易的事了?
2. 西班牙語的小舌音,卷舌連續(xù)抖動的r、rr是中國人的難點(diǎn),竅門有三。一、發(fā)音前多加上“德拉”;二、利用漱口的時候,多延時5分鐘——“嘟魯魯”;三、堅(jiān)持2-4周利用上下班和無人的時候,練習(xí)卷舌,以上三點(diǎn)定會讓你有“西班牙”味!還有些音是要聲帶鎮(zhèn)動的,要注意!
3. 掌握西班牙語動詞的變位也是個要死記硬背,熟能生巧的活!他的變化是為了口語交流中大量的省略主語,口語的方便帶來的動詞變位頭痛是每一個有志學(xué)好西班牙語的人要克服的難關(guān)。有人說:“流利地讀,熟練變位”掌握好了,西班牙語就學(xué)會了一半??!初學(xué)者就沒有白學(xué)!你也知道了重點(diǎn)在哪里了,可以集中精力去攻哪一塊了。
4. 有點(diǎn)英語基礎(chǔ)的人,會發(fā)現(xiàn)西班牙語單詞在多數(shù)主要單詞詞干上非常接近,這樣大家學(xué)習(xí)起來又省了些勁!
5. 學(xué)習(xí)任何外國語,要以模仿開口為優(yōu)先,背會一句就應(yīng)用一句,這樣就算掌握了。不要,先糾語法一堆,就是不敢開口!講錯了,因?yàn)槟闶峭鈬耍瑒e人的背景比你大,所以人家仍然能聽懂你,就象外國人講漢語,即使很不準(zhǔn),你也能聽懂,搞明白,會原諒他的不標(biāo)準(zhǔn)的。膽子大是第一啊,有人說過,你學(xué)外語多數(shù)都不是為了當(dāng)電臺標(biāo)準(zhǔn)播音員吧,何況,即使母語能挑上當(dāng)播音員的又有幾個?降低標(biāo)準(zhǔn),抓住重點(diǎn),能繞開你學(xué)語言的誤區(qū)!
2012年02月22日 《學(xué)西班牙語:西班牙語閱讀《一千零一夜》連載四 a》來源于西班牙留學(xué)https://xibanya.liuxue86.com